lunes, 25 de febrero de 2008

En el muelle...

Salió impávida al frío atardecer, con los ojos entornados comprendió que aquel horizonte en llamas era el mismo de ayer y sería idéntico al de mañana, descalza caminó hasta el muelle ahogado por las olas, y allí esperó hasta que el sol hundido en el océano fundió agua y arena en la oscuridad de la noche, la mar furiosa rugía en el muelle ensordecida por su propio grito, no sentía miedo por el mañana, lo que temía era el presente que se le escapaba a cada instante, desearía poder atrapar aquel momento en un frasco de cristal. Era un lugar vacío y gris, un corazón deshabitado que sólo que esperaba con la mirada clavada en el horizonte, y soñaría eternamente con el día en que llegara alguien para darle la mano y no abandonarla jamás. Lloró mientras le preguntaba a la luna si esperar merecía la pena, sin obtener respuesta más que el murmullo de las olas y el silbido del viento en sus oídos

Los peldaños de madera continuaban hasta la fina arena iluminada por la noche, avanzó hacia la mar, y sintió como una puñalada el agua helada en sus tobillos, caminó hasta que sus caderas se ahogaron en la marea, y hasta que sus hombros se hundieron bajo el mar embravecido.

domingo, 24 de febrero de 2008

Fotografías

Arrugada y sucia en el suelo esperaba ser recogida, tenía una historia que contar tras el claroscuro papel entumecido, eran vidas de personas redescubiertas, recordadas al fin y al cabo por algún aburrido personaje decidido a limpiarle el polvo al año noventaicinco y regresar así al mundo que alguna vez lo conoció. Sus sonrisas demostraban que poco hemos cambiado en tantos años, ropa diferente, pero su rostro reflejaba un algo universal, quizá un don del ser humano cuyo fin sea contagiar la alegría dondequiera que vaya, vidas anónimas ancladas en un segundo, encerradas en esa prisión del tiempo que evoca la nostalgia por todos conocida…gente con vidas apagadas bajo la luz encendida de una bombilla, solía recordar que yo era una de esas personas, aunque ya no estoy del todo seguro. Ya no sé quién soy.