miércoles, 13 de enero de 2010

Se apagó la luz


Amplias ventanas empañadas en el vaho reflejaban las luces desde fuera garabateaban siluetas distorsionadas como bocetos de algo frío. Me ponía de los nervios. Alcé mi mano y con el guante deshice el borrón. Vi con claridad. No soportaba los cristales empañados del autobús. Me gusta ver el exterior claramente. Una de las cosas que más me sorprenden de la línea 21 es que conozco su recorrido tan perfectamente que no hace falta que mire el camino, sé cuando tengo que presionar el botón y sé cuando tengo que levantarme, para guardar el libro y salir del autobus. Aquella tarde sucedió algo extraordinario;
Acababa de darme cuenta de que en dos paradas tendría que bajarme, así que guardé mi libro y me dediqué a mirar la demás gente del autobús, como siempre. Pero no había nadie, claro, eran las 11 y llovía. La luz de la ciudad de repente desapareció, y como en una pesadilla las tinieblas envolvieron el autobús, ya no sabía si rodába o si flotaba en la penumbra, las hileras de árboles eran ahora siluetas oscuras contra el cielo de ese oscuro rojo nocturno, y los edificios parecían antiguas siluetas de castillos encantados de ciudades fantasma. Llegué a mi parada. Bajé. No había nadie, ni un ruido. Ni un maullido.
Silencio

"¿Dónde estoy?"

Tardé exactamente 7 segundos en darme cuenta de que aquel panorama tenebroso era mi calle, no había luz en las farolas, y como un tonto me quedé en medio de la vacía avenida, contento de encontrar de nuevo la noche que hacía tanto que no veía, la noche que echaba tanto de menos. La lluvia cesó, e incluso pude llegar a ver alguna estrella entre las nubes. No entiendo muy bien por qué razon esa noche algo cambió en mi modo de verlo todo,
No todo es luz, también hay oscuridad, como en ese momento. Y la felicidad no es la meta ni el camino. La meta es que nos completemos como seres, y el camino es felicidad y es la tristeza. No todo es blanco, ni negro. Las cosas son como las veas, o a veces como te dejen que las veas. Y yo en ese momento, lo veía todo negro.

Inspirado en el apagón que sumió mi barrio en la más absoluta oscuridad, a las 23:24 el 13 de Enero de 2010.

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